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Fragmentos de una grabación

Hace mucho tiempo tuve una experiencia muy extraña, durante mi primera grabación en estudio.  Estos son entonces los fragmentos de una grabación.

Entonces vivía en Valencia, tenía 20 años, desde los 8 tocaba diversos instrumentos y aunque casi no sé leer y escribir música, mi oído siempre me ayudó. Supongo que mi oído y mi memoria musical.

La propuesta

En 1980  unos amigos me pidieron que grabara un solo de guitarra en una canción de su próximo disco. El guitarrista era un músico muy conocido en Valencia pero no le gustaba hacer solos de guitarra. Recuerden, eran los 80.

Alguno de ellos me había visto tocar con mi grupo y como les pareció que mi estilo era el adecuado para ese tipo de solo me hicieron la propuesta. Acepté y fui al estudio el día que me citaron, con mi guitarra «Suzuki» modelo stratocaster.

Al principio de la sesión me dieron tono para afinar con un piano Steinway (entonces no había afinadores) y a mí me pareció que al piano le fallaba la afinación.

Así lo comuniqué  y se armó un lío terrible. Un piojo como yo, con una guitarra de m….. Y encima les criticaba su grand piano de miles de euros (entonces eran pesetas).

Al final me tuvieron que dar la razón, pero como daño colateral me hicieron cambiar mi guitarra y me prestaron una autentica Fender USA!!!!!!! Que afortunado que era no?

Ahí aprendí que no hay que hacer grabar a un músico con un instrumento desconocido, en la medida de lo posible. Es muy incomodo.

La primera toma

Como no servía el piano para afinar me hicieron afinar con el playback de la canción que debía grabar, cosa que hice encantado porque siempre afinaba así mis instrumentos.

En esa época tocaba todos instrumentos de la foto, en diferentes agrupaciones musicales. En casi todas estos grupos, yo era uno delos encargados de afinarlos.

Una vez hecho esto hice la toma. Un  solo fenomenal y yo estaba muy contento.

Cuando terminó la toma, escuchaba una y otra vez lo que había hecho por los auriculares y pensaba que les había gustado mucho, hasta que viendo por el vidrio que comunica el estudio con la sala de control, me di cuenta de que todos estaban discutiendo airadamente. Nadie me hablaba.

Me sentía totalmente aislado y un poco desorientado. Esto se prologó por varios minutos.

Finalmente me explicaron que se habían equivocado de playback y me habían puesto uno que no tenía la voz grabada y que no servía.

Me pidieron tiempo para poner la versión correcta y por supuesto cuando comencé a tocar me di cuenta de que la afinación de esa versión era distinta y debía afinar otra vez la guitarra.

A esta altura, cuando se lo dije, ya me hicieron caso sin rechistar (aunque  la cara de los técnicos reflejaba todo menos simpatía) y me dejaron afinar otra vez la guitarra. Así grabé el solo, todos quedaron contentos y nos fuimos cada uno a seguir con su vida.

Técnicos y músicos

No obstante, a mí siempre me quedó como una espina atragantada.  Sentía una especie de guerra entre los técnicos y los músicos y eso no me gustaba porque yo era técnico y músico.

Desde entonces he trabajado para acercar unos a otros y no creáis que los únicos que se equivocan son los técnicos o ingenieros de sonido porque como ingeniero me topé con algunos músicos que también tenían problemas de comunicación.

A fin de cuentas todos somos humanos.

Personalmente trato en todas las circunstancias, profesionales y personales, que todos sean felices.

Cuando trabajas con otros el respeto es fundamental. Respeto a las opiniones, a los horarios y a los momentos especiales.

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